Un camino introspectivo impregnado de espiritualidad en el que la humanidad muestra su mejor versión. Donde la humildad, la generosidad, la empatía o la bondad comulgan con arroyos, montañas, bosques y senderos. Entre risas cómplices y silencios íntimos. Y lágrimas.
Andar ese paisaje, abrumador y cambiante te conduce de forma natural a la reflexión, a la relativización y a tomar la perspectiva de aquel que se reconoce en su propio origen.
El camino es la anécdota del encuentro con un hombre madrugador y sexagenario cuyo bastón es lo único que parece necesitar para regalarte una sonrisa y cinco valiosos minutos de conversación llenos de lección de vida, con la humildad del que no necesita sentirse escuchado ni encumbrado.
Bienvenidos al Camino …
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