Hace ya unos años, en el transcurso de una conferencia en Fibo (Essen), anoté en mi cuaderno un dato que en aquel momento me llamó poderosamente la atención: La industria del Fitness se polariza, los clubs en la franja media pierden presencia de mercado a favor de los Premium y los Low-Cost. En aquel momento, el ejemplo McFit era todo un fenómeno. Hoy es una realidad contundente. El mercado medio sufre, por posicionamiento y por sostenibilidad de costes de multi-servicio. Todos los conferenciantes a los que he podido escuchar estaban en lo cierto. Sé que comentar el tema de los Clubs de Fitness “low-cost” no tiene nada de novedoso para los que pertenecemos a éste sector. A éstas alturas, y viendo su expansión, también en España, ¿Quien niega su realidad de crecimiento?
Clubs Low-Cost: ¿Los miramos de frente?

Sin embargo, sigo escuchando algunas opiniones que quizás conllevan cierta reactividad. Ante la contundencia de los datos -a priori- podríamos pensar que su ajustado precio final se debe a su ajustado servicio-calidad, poniendo en entredicho ambos conceptos.
¿Qué es servicio? ¿Qué es calidad?
Si hablamos de calidad de equipamiento no caben dudas: Las cadenas low-cost en España disponen de buena maquinaria, en un volumen adecuado a su masa social de uso. Los principales proveedores se adecuan rápidamente a los clientes que presentan un plan de expansión a corto plazo.
Si nos referimos al tratamiento de espacios, quizás no aparezcan como lujosos o “chics”. Es cierto que prima la funcionalidad aunque también lo es que ese concepto ya no está reñido con espacios más que correctos y agradables, sin olvidar la adecuada limpieza y mantenimiento de las instalaciones y equipamiento.
Quizás no deberíamos caer tampoco en la trampa de pensar que la calidad técnica de su personal es de menor bagaje. Ahí juega la ley de la oferta y la demanda laboral. El excedente de buenos técnicos deportivos y la poca oferta del mercado laboral garantiza cubrir esa necesidad sin excesivos costes.
En sus políticas de empresa vemos buenos procesos, probablemente bien estudiados y constatados, planificación y know-how. Un concepto claramente empresarial prima cualquier decisión.
Saben hacer un buen uso de las herramientas de Comunicación y Marketing que actualmente brindan las redes sociales.
Es cierto que los primeros clubs low-cost ajustaban sus costes basando su oferta de servicio en las nuevas tecnologías: Las clases virtuales y el soporte logístico de la maquinaria de Fitness en detrimento del personal. A día de hoy, la oferta de Actividades Dirigidas y la asistencia personal en la Sala de Fitness es comparable a muchos clubes de cuota media.
Así pues, en el actual mercado, les convierte una atractiva opción, viable y sostenible para la castigada economía doméstica. Ahora más que nunca, la Actividad Física y el soporte profesional en pro de la Salud y el Bienestar no se valoran como debería. Quizás no todos hayamos sabido “vender” o transmitir los beneficios habiendo tenido ocasión. Para una creciente cuota de mercado, entre 17 y 20€ mensuales son más que suficientes para invertir en ello. Sin olvidar la opción del Outdoor y las nuevas aplicaciones de software que facilita al deportista experimentado mantener su propia autonomía.
Al final, un servicio correcto es aquel que cumple con las expectativas que depositamos en función del valor percibido y lo que pagamos por él. Ni más ni menos. Algunos ya no quieren sobre-calidad a mayor precio. Y lo mejor de todo ello es que no siempre son los clientes con menor poder adquisitivo. Hoy, ya no es extraño cenar en un buen restaurante de mercado por 30 o 40€ el tenedor, tras terminar nuestro entreno en el low-cost al que estamos inscritos, por el que pagamos 19’90€ al mes.
Me confieso “fan” de la innovación, admiradora de las buenas ideas y de la valiente labor de los emprendedores. Todo aquello que hace realidad lo que algunos podíamos cuestionar. Una buena idea lleva a otra mejor, entrando en el círculo del progreso, todo ello en el entramado del mundo empresarial.
¿Los miramos de frente?
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